lunes, 14 de abril de 2014

Deadguy - Fixation on a coworker




Hoy en día hablar y empaquetar el metal-core (ya se sabe, término unificado de metal y hardcore) puede resultar una labor según para quién un tanto engorrosa o de horizontes algo difuminados. Bien, obviando toda la porquería actual a la que se pueda catalogar como tal, se dice que el metal-core es un género, o sub-género parido en los 90. O también denominado “metallic-hardcore”. Vamos, no hace falta que traduzca eso último, ¿verdad?. En este nuevo patrón híbrido seguramente tengamos como precedente el “crossover-thrash” de mediados de los 80, donde el punk y el thrash metal se cogían de la mano, dando así los primeros pasos en cuanto a mestizaje entre géneros extremos. Y claro, si hablamos de bandas supuestamente “pioneras”, hay unas cuántas. Y difícilmente se podrá encontrar unanimidad en éste tipo de casos. Pero lo que quiero recalcar realmente es que el metal-core fué una ecuación posible sin que tuviesen que intervenir el dios Odín y sus hordas nórdicas con melodías complacientes y épicas, que invadieron el underground americano a finales de los 90 y principios de los 2000,por culpa de gente como At the Gates o In Flames. Lo digo porque hoy en día la etiqueta metal-core sigue teniendo su vigencia y está asociada a unos cánones creo que bastante definidos.  Pero grupos tan dispares como Converge o Killswitch Engage comparten espacio en ese mismo cajón. Y hay una abismo entre ambos. Cuando hablo de ésos cánones, me refiero más a lo que impulsaron bandas como la citada Killswitch Engage, que junto a otros grupos pusieron dicho género en el mainstream de la música heavy americana, siendo luego exprimida hasta límites insospechados. Pero al trapo. Cuando hablamos de metalcore verdaderamente “noventero”, estamos hablando de otra cosa. Hablamos de sonidos abrasivos y caústicos. Justo como el que practica el grupo aquí en cuestión: Deadguy.

Formados a mediados de los 90,  tuvieron un corto período de existencia, pero dejaron como legado éste único larga duración, que es Fixation on a Coworker.  Un contundente ejercicio de virulencia sonora, dando fé de cuando el hardcore, y los límites de éste con el metal, era aún un laboratorio en efervescencia para dar forma a nuevos engendros. En éste caso es innegable la influencia del aroma fétido que emanaba de las cloacas de un sello como Amphetamine Reptile. Pensándolo, quizás el hardcore-punk, en su evolución, ha sido el género que más inercia ha tenido en asociarse con otros estilos, adquiriendo nuevos matices. Aunque ya eso sea harina de otro costal y no esté exento de polémicos debates. Pero ahora no vamos a debatir nada de eso. De lo que aquí se trata, o de lo que se trataba era de…. hostilidad. Una música hostil, donde no tenían cabida las poses sucedáneas envueltas en estilismo genérico que parece que marca los patrones de hoy en día. Y por supuesto, se trataba de una energía que se liberaba en los estratos profundos del underground hardcore americano. Piensa en la contundencia del hardcore noventero y le metes la mala baba de Unsane, Today is the Day o Rorschach, por citar algunos, y te sale algo como Deadguy. Rollo “groovy”, jodiendas disonantes y mucho cabreo. La gran ecuación.

Uno de esos discos adelantados a su tiempo, y que vería germinar sus semillas años más tarde (véase ejemplos de 2º división como Norma Jean o, o sub-géneros, como los denominados math-core, noise-core y demás). Pero éstos lo hicieron en 1995. Así que, si no quieres seguir al líder, o a uno de ellos, al menos dale una oportunidad para dar un paseo por su laberinto esquizoide.

Como suelo citar, si te gustan grupos como Dillinger Escape Plan, Botch, Coalesce o Converge, debes prestarle tu oreja a esto.


-Título: Fixation on a coworker
-Año: 1995
-Sello: Victory records
-Productor:  Steve Evetts/Deadguy
-Miembros:
 Dave Rosenberg
 Chris Corvino (Crispy)
 Tim Naumann (Pops)
 Tim Singer (Swinger)
 Keith Huckins



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